¡APRENDE ESPAÑOL!

Por Mariana Neira
Ecuador, Noviembre 2000

Ni bien terminaba su High School, Jessica fue llamada por el departamento de personal de un famoso hospital de Washington. La buscaban para darle el cargo ejecutivo que había solicitado. Entró con un sueldo más alto que el de su madre, una migrante latina que había llegado a Estados Unidos apenas balbuceando el inglés y con un inservible título universitario tercermundista. La inmediata contratación de Jessica se dio porque domina el inglés y español. "Nosotros necesitamos personal que sepa español porque tenemos un buen número de pacientes que hablan español", le dijo el jefe de personal.

Igual le sucedió a Richard, joven francés de origen latinoamericano contratado por una empresa con inversiones en Latinoamérica. Historias como éstas hay muchas y confirman la demanda del idioma español que existe en los países desarrollados.

Un ecuatoriano visionario captó esa necesidad e instaló hace 15 años una escuela de español en Quito, capital de Ecuador. Ahora existen alrededor de 80 y se calcula que por ese concepto este país sudamericano recibe unos 20 millones de dólares al año. Le disputa el mercado a Costa Rica que por su cercanía geográfica capta principalmente estadounidenses. En cambio Ecuador es preferido por los europeos: alemanes, noruegos, suizos, holandeses, franceses, etc., australianos, asiáticos, incluso africanos. Recién estuvieron por acá dos sudafricanos. Ella profesora de inglés y lengua sudafricana, él, ingeniero, tenían el doble propósito de aprender el idioma en Quito y continuar su viaje hacia el sur del continente americano, hasta Argentina donde se subirían al avión que los llevaría de regreso a su país.

Como ellos, varios estudiantes escogen a Ecuador como puerta de entrada a América del Sur, sin embargo, en el último lustro muchos extranjeros han convertido a este país en su destino principal para estudiar español, investigar la fauna, flora, los diversos grupos étnicos, y vivir aventuras de montaña, selva y playa, tres satisfacciones juntas que pocos países pueden ofrecerles. Y se quedan meses, incluso años; se van y regresan, a veces dos veces al año. Por esta gran afluencia de extranjeros, en Ecuador han aumentado las agencias de turismo y en su capital, Quito, las escuelas de español. ¿Por qué Quito? Según los alumnos, porque en esta ciudad se habla mejor el español: pausado y con las letras completas. Las escuelas operan independiente de los tours, aunque algunas también proporcionan este servicio. Los servicios básicos que ofrecen las escuelas son dos: alojamiento y enseñanza del idioma. Alojan a los estudiantes en casas de familias ecuatorianas. La tarifa diaria en Quito, dependiendo de la categoría de la casa, va de 10 hasta 20 dólares, incluido tres comidas. Esta forma de hospedaje tiene doble ventaja: el estudiante es atendido y protegido como un miembro de familia, comparte actividades y practica frecuentemente del idioma.

La hora clase de 60 minutos, en grupo, cuesta desde 4 hasta 9,50 dólares, de acuerdo a la categoría de la escuela. Muchas escuelas funcionan en edificios, principalmente del barrio comercial y bohemio La Mariscal, y otras en casas del norte de Quito, con amplia espacio verde. La hora clase persona a persona cuesta 1,0 dólar más, aproximadamente.

Tantas escuelas existen hoy en Quito que empezaron a abrirse otras en la misma Sierra ecuatoriana, por ejemplo, Baños, provincia del Tungurahua, a tres horas de Quito; Otavalo, a dos horas; Mindo a dos horas; y recién en Sangolquí, Valle de los Chillos, a 30 minutos de Quito, donde la primera escuela organizada entró en competencia con una tarifa de alojamiento muy económica, en casas elegantes con amplio espacio verde: 8 dólares por día y la hora clase 3,50 dólares.

Todas las escuelas ofrecen gratis internet (las de categoría alta), material escolar, café y bocadillos. Si el alumno solicita le proporcionan servicios adicionales: clases de baile tropical, baile folclórico, clases de cocina y otras a gusto del alumno. Además, los estudiantes pueden hacer voluntariado. En fin, son muchas las opciones para no aburrirse de tanto estudio, por eso Ecuador les parece lindo a los extranjeros que convirtieron a Quito en un mar de cabezas rubias.

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