Las
Aves en la Mitología
Desde épocas primitivas, las aves han maravillado al hombre. Su mágico
vuelo, colorido plumaje y melodiosos cantos, han inspirado mitos inmortales
y universales, creados por civilizaciones de todos los rincones del mundo.
Gracias al vuelo, las aves han simbolizado las relaciones entre el cielo
y la tierra, entre Dios y el Hombre, siendo consideradas como deidades con
capacidades curativas. Además, simbolizan los estados espirituales,
los ángeles y los estados superiores del ser; y su canto es considerado
como el lenguaje de los dioses.
El Fénix, ave mítica de origen etíope y de esplendor
sin igual, tiene el poder, después de haberse consumido sobre una
hoguera, de renacer de sus cenizas. Fue venerada por los egipcios, los chinos,
los griegos y los cristianos medievales.
Para el Taoismo el ave representa el alma de los inmortales, la figura del
alma escapándose del cuerpo, o las funciones intelectuales; el Rig
Veda dice que la inteligencia es la más veloz de las aves.
Los Etruscos, pueblo prelatino famoso por sus excelentes curadores, utilizaba
con profusión las plantas y los pájaros, pues veía
en estas criaturas el porvenir y apelaban a su influencia con los dioses.
En la tragedia Prometeo encadenado de Esquilo, un águila devora
el hígado del héroe que ha robado el fuego a los dioses para
entregarlo a los hombres (copa lacónica, siglo VI). Fénix
de la tumba de Irinifer, Egipto, dinastía XX.Zeus, rey de los dioses
griegos, y su águila. Copia de Cirene
Para los hindúes, en los textos védicos más antiguos,
el ave simboliza la amistad de los dioses hacia los hombres, para alejar
el alma humana del espíritu del mal. Es un ave la que va en busca
de la ambrosia a una montaña y se la entrega a los hombres; también
son los pájaros los que vencen a las serpientes y dan la victoria
a los Arios sobre los bárbaros que se oponen a su avance.
Más adelante, esta epopeya cuenta la fidelidad del pájaro
Jato yu, que se sacrifica por salvar a Sito del demonio Ravana.
Así como los dioses son vistos como seres voladores, las aves son
un símbolo de libertad divina, y su nido es visto como la casa del
alma, al cual ésta sólo llegará librándose de
la pesadez humana, y volando hasta allí. De aquí la idea de
los Upanishad de que el alma es un ave migratoria, refiriéndose a
la creencia de la migración del alma de cuerpo en cuerpo hasta alcanzar
ese nido donde encontrará al fin refugio.
En el mundo céltico (irlandeses, ingleses y franceses) las aves en
general son las mensajeras de los dioses y sus auxiliares; en el Mabinogi
de Pwyll (mitología celta) la gran reina tiene pájaros que
despiertan a los muertos y adormecen -hacen morir- a los vivos con la suavidad
de su música.
Para el Corán, las aves son sinónimo del destino, y así
se lee: "al cuello de cada hombre hemos atado un ave" (Corán,
17,13). Además, cuando los abisinios, conducidos por Abraham atacaron
La Meca, Dios envió contra ellos aves que les arrojaron piedras de
arcilla (Corán, 105,13). Los santos son llamados pájaros verdes
y el Ángel Gabriel tiene las alas verdes.
El alma del muerto en forma de pájaro. (arte egipcio)
Pieza de ornato
visigótica
Horus, dios alcón.
Arte egipcio I dinastía.
Durante el Imperio Romano se utilizó la expresión: ¡Ave!
como saludo que desea lo mejor.
Lucrecio dijo que el origen del canto, y por tanto de la poesía,
residía en la imitación que hizo el hombre de las melodías
de los pájaros.
Los esotéricos han creado una relación entre el ave, los
colores y las pulsaciones psíquicas así: el cuervo negro,
símbolo de inteligencia, el pavo real azul y verde, símbolo
de las aspiraciones amorosas, el cisne blanco, símbolo de la libido
que engendra la vida corporal y del logos que engendra la vida espiritual,
el fénix rojo, símbolo de la sublimidad divina y de la inmortalidad,
la paloma (o el pato) ave de Afrodita, símbolo del amor desde lo
camal hasta lo divino. La sublimación del alma está representada
por la paloma y el águila; la intersección entre lo divino
y lo humano, por el cuervo y el cisne, que desempeñan papel de
guía y de mensajero; el águila, el halcón y el guacamayo
significan los valores solares y uránicos, los triunfos de la el
ave es uno de los guerra, la caza y la cosecha; por último, las
aves nocturnas representan los valores lunares.
Para los psiquiatras el ave es uno de los símbolos de la personalidad
del soñador.
En el México precolombino Quetzacóalt (dios de la vida y
de la agricultura, descubridor del maíz) suele representarse en
los códices tocado por un colibrí y con una túnica
de plumas de esta hermosa ave. Para los mayas el quetzal era su ave sagrada.
En América Central, quizá por su rica variedad de aves,
las plumas poseen amplio simbolismo: están vinculadas al chamanismo,
a los rituales de ascensión celeste, y por lo tanto de clarividencia
y adivinación. Por otra parte, en numerosas civilizaciones la pluma
está asociada a un simbolismo lunar y representa el crecimiento
de la vegetación. Para aztecas y mayas es sinónimo de cabello,
lluvia y yerba.
En América del Norte los iroqueses y los puebla realizan la gran
danza de las plumas para agradecer al Buen Gemelo la fertilidad de la
naturaleza y la existencia de todas las cosas. Los indios zuni elaboran
bastones emplumados durante las fiestas del solsticio para luego plantarlos
en lugares sagrados que lindan con campos de maíz y en los manantiales
como ofrenda a los antepasados, al sol y a la luna. El movimiento de estos
bastones hace llegar las plegarias a los dioses. Así mismo, las
plumas se colocan en el techo y las escaleras de las casas para impedir
los accidentes (símbolo de protección) y en los animales
para propiciar su fertilidad.
Para los pieles rojas sólo los valientes de bravura comprobada
tenían derecho a utilizar plumas de águila en sus penachos
y ornamentos.
Cultura Tairona
En América del Sur las aves son protagonistas de un sin número
de mitos.
En las sociedades indígenas actuales, al chamán le ayudan
a volar aquellas aves cuyo vuelo tiene características notables,
como el colibrí, la lechuza, el gallinazo y el águila
Para los muiscas, nativos de la Sabana de Bogotá, al principio
todo era oscuridad, y la luz permanecía encerrada en algo que ellos
llamaban Chiminigagua (Dios primigenio); de allí salió una
bandada de aves negras, que revoloteó sobre la tierra lanzando
por el pico un aire incandescente con el que iluminaron el mundo.
Ancastor es para los katíos una misteriosa ave blanca que transportó
dos mujeres al mundo de los muertos, donde, además de tranquilizarse
al ver lo bien que se encontraban sus familiares, encontraron las semillas
de chontaduro y maíz, que trajeron en sus bocas.
Para los tunebos, cuando los chamanes mueren, van al mundo subterráneo
en forma de garzas.
Los kogi, al narrar los orígenes, dicen que el hijo del señor
de la oscuridad era un ave negra, llamada Ávui. Cuando amaneció,
el Señor del Cenit, un ser solar, previno a los pájaros
para que no cantaran; la pava cantó antes del amanecer y otras
aves la imitaron; desde entonces son perseguidas, como presa, por los
hombres.
© Derechos Reservados de Autor Banco de la República Biblioteca
Luis Ángel Arango Colombia
|