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LA MASACRE DE BOLIVIA NO SE PUEDE ACEPTAR, PERDONAR, OLVIDAR Y JAMAS SE DEBE REPETIR.

Encuentro con la comunidad latinoamericana en Berlin
Ayben Huaranca Murillo y Nadesdha Guevara Oropeza  presentes

Después del golpe de estado de la derecha liberal euroboliviana en contra Evo Morales, en noviembre de 2019, un golpe blando, un golpe de estado bajo la coordinación de la CIA y con el apoyo de los gobiernos neoliberales de Macri, Bolsonaro y Moreno, que no les importo su pueblo y necesidades, entregaron armas al gobierno de Facto de Bolivia para que se disuelva las protestas de los indígenas, con bala y represión, hechos sediciosos como la masacre de Sacaba,
15 de noviembre, y la masacre de Senkata, el 19 de noviembre 2019, donde murieron decenas de personas por armas de fuego, más doscientas fueron heridas con proyectiles y encarcelamientos privacidad de la libertad, incluida tortura y castigos físicos y mentales…

En el mismo año se controlaron violentamente manifestaciones en Chile, Ecuador, Brasil, causando heridos, gente que perdieron los ojos y cientos de muertos de bala, encarcelando manifestantes y acusándolos de sedición y terrorismo.

Empieza a tomar vigencia el Lawfare, la persecución judicial, la guerra judicial en contra del progresismo y la izquierda progresista, ecológica y feminista.

Se están repitiendo las persecuciones y encarcelamientos del Plan Condor de la década del 60,70 y 80, ahora no te asesinan o te votan al mar, sino te encierran para siempre en la cárcel, como al periodista australiano Julian Assange y al ex vicepresidente de Ecuador Jorge Glass.

Sino se protesta continuamente, sino se reflexiona lo que significa, la derecha, el neoliberismo actual, las guaridas fiscales, el escape de capitales, la persecución judicial.  

Los crímenes y torturas perpetrados por la dictadura neoliberal de Bolivia, encabezada por Janina Añez, Murillo y Camacho, no se pueden aceptar, perdonar, olvidar y nunca más se deben repetirse en nuestro continente.

Ayben Huaranca, el enfermero héroe, el enfermero guerrero, testigo presencial, e histórico. NO tiene necesidad de mentir, ni siquiera de ocultar las cicatrices corporales y las huellas indelebles que le marcaron a hierro vivo los policías y militares salvajes, inhumanos y criminales, marionetas del capital y el orden. Lo patearon, en el cuerpo, cabeza y cara; le rompieron la nariz, aterrorizaron a su mujer hijos, violaron su dignidad más íntima y su honor sagrado.

Al final se lo declaró culpable de sedición y terrorismo, lo metieron preso e inocente e indefenso a una cárcel cualquiera, a una cárcel sin retorno.

Preso por auxiliar, curar, arrastrar los heridos por las balas vendidas por Macri, Bolsonaro y Moreno. Torturado y con una bala en la pierna, preso por gritar no de dolor, sino de impotencia a una cruz roja indolente e indiferente, implorando a una derecha atrevida que se reía viendo las lágrimas, el dolor, la sangre y la muere de los indígenas y el pueblo.

Ayben Huaranca, cuenta, sobre una situación que le marcado para toda su vida, „En el fondo una voz triste, muy triste, de un joven herido, con una bala en el pecho, susurrando al oído del enfermero invisible“, “hermano no quiero morir, tengo un hijo“

Encuentro con la comunidad latinoamericana en Berlin

Testimonkiop completo de Ayben Huaranca Murillo y Nadesdha Guevara Oropeza

https://fb.watch/9Lf8yB_y0I/

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Por Walter Trujillo Moreno


 

Walter Trujillo Moreno en Poemas del Alma


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