VULCANUS DIGITAL

VULCANUS DIGITAL

Journalismus und Kommunikation

¿PORQUE TANTO MIEDO AL SILENCIO DE LOS FUSILES?

columbia-flag-live-wallpaper-1-0-s-307x512

COLOMBIA:                                                                                                              

Arturo Prado Lima

Madrid – España

¿Porqué tanto miedo al silencio de los fusiles? ¿Por qué tanto pánico a una veeduría internacional? Una de las tantas razones sería la incapacidad de reconocer que el Estado Colombiano es el más importante victimario del largo conflicto armado que vive Colombia. El nuevo cese unilateral el fuego de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia propuesto para el próximo 20 de julio, debe llevarnos a una verdadera reflexión sobre las verdades y las falsedades que rodean las negociaciones. Una de ellas es que de una vez por todas los negociadores se enteren que la esencia de los resultados debe ser el devolver la soberanía al pueblo para que este cree las herramientas para construir la paz y la democracia que respalde su proyecto de país. Pero las cosas no son tan fáciles. Las conversaciones tambalean y hay momentos en que se pierde toda esperanza.

Los procesos mecánicos no existen en materia política. Detrás de los mecanismos que hacen girar las ruedas de la historia hay una ideología que la maneja, que la sustenta, que le proporciona una meta y un fin. Si el presidente Santos está pensando que las negociaciones de paz son un mecanismo ajustado a su ideología y a su tiempo, al clamor de sus aliados y al escarmiento de los alzados en armas, entonces el proceso de negociación, así llegue a un final “feliz” será un simple mecanismo de manipulación nacional que tarde o temprano resurgirá por cualquier hueco que quede abierto. Y al parecer, por la premura del gobierno de cerrar las negociaciones, hay mucho más que huecos. Troneras, sin cerrar.

Una treinta de troneras. Nada más. Que, las FARC proponen no se discutan en la Mesa de La Habana, sino que sea un referéndum el que las defina y las dote de contenido. El gobierno, por su parte, no las visualiza del todo aunque las troneras tengan un calibre poco usual: la definición del latifundio y la delimitación de la propiedad, por ejemplo. Esto tiene que ver con la redistribución democrática de la tierra, usurpada a los campesinos mediante métodos estatales y paraestatales de tinte criminal y que conllevó a un desplazamiento forzado de más de 6 millones de personas en el interior del país y otros 4 millones hacia el exterior, sin dejar de recordar las más 300 mil muertes en medio siglo de guerra y todo los males que se desprende de una guerra sin cuartel y sin límites en sus métodos y en sus metas.

Juan Manuel Santos creía que esto de las negociaciones era algo sencillo, un diálogo de dejación de armas, el perdón de los pecados a los gladiadores invulnerables y ya, ha buscar el premio Nóbel de Paz. Así como lo hicieron con los paramilitares. La diferencia es muy grande: los unos lucharon y luchan por una causa política y los otros son simples mercenarios al servicio de las mafias gubernamentales, financieras, terratenientes, políticas y económicas del país que a la vez están al servicio del capital internacional.

Y es que los temas no son, en realidad, fáciles, por los intereses contrarios de los dialogantes. Veamos. Uno de los pilares de futura economía del país es la minería. El gobierno basa el éxito económico en la concesión de grandes campos mineros a las transnacionales sin un plan ecológico a la vista. A esto hay que agregar la compra de tierras por parte de China, los Emiratos Árabes y otros países que no tienen tierras para cultivos a gran escala como materia prima para la producción de eco combustible. La dolorosa experiencia de África es un referente para que haya una oposición firme a este problema. Muchos países del continente negro tienes vendido más de la mitad de su territorio. Los chinos, en “sus tierras”, tienen trabajadores chinos y aplican la legislación laboral china. En América Latina, el único país que ha legislado prohibiendo la venta de tierras a extranjeros es Argentina, aunque una cuarta parte de su territorio está vendido.

El tema de identificación de victimas estanca el proceso, sobre todo cuando se siguen produciendo víctimas a gran escala. Las víctimas somos todos. La víctima es un país llamado Colombia. Una de las posiciones es que hay solo unos victimarios. Reconocer que el Estado Colombiano es uno de los principales víctimarios de esta guerra es difícil. Hay que acercar posturas. Como parece imposible, que lo defina una Comisión de la Verdad. Pero que el diálogo siga. Que la participación en política de los guerrilleros la discuta o la defina, otra vez, un referéndum, pero que las conversaciones avancen. Que los Tratados de Libre Comercio se revisen, que las aspersiones de veneno sobre los plantíos prohibidos y legales terminen de una vez por todas y que se enjuicie a quienes los practiquen, pero que avancemos en los acuerdos en La Habana.

La reestructuración democrática del Estado hay que hacerlo mediante la producción de mecanismos que permitan la producción de legitimidad democrática que en este momento no existe. Eso, que lo determine una Asamblea Nacional Constituyente. Y que los diálogos continúen.

Estamos regresando al principio. Devolviendo la soberanía al pueblo. Eso es en últimas lo que se debe acordar en La Habana. No pretender resolver los problemas nacionales mediante la aplicación de sus fórmulas ideológicas que chocan entre sí. Pues bien, una de las fórmulas para decantarse es porque sea el pueblo quien en últimas defina cómo crear democracia, cómo democratizar la tierra, la economía, la política, la cultura, el ejército, la justicia. Acordar esos términos más generales es despejar el camino del dialogo mediante la declaratoria de un CESE BILATERAL EL FUEGO. Es el único principio a estas alturas de los diálogos. Una veeduría internacional de UNASUR e invitados de otros continentes en calidad de observadores.

Es que nadie lo entiende, sobre todo en el exterior, porqué tanto miedo a un cese bilateral. Que se le tenga pánico al silencio de los fusiles, aún sabiendo que este es el camino más corto para llegar a un acuerdo. En este sentido, bienvenido el anunciado cese unilateral de las FARC. Veremos si hay grandeza, generosidad, verdadero patriotismo y el gobierno responde con un cese bilateral. Es la hora de hacer historia. Es la hora de mandar al cajón de la basura a todas aquellas personas e ideologías que se atraviesan en el camino hacia el verdadero y pacífico corazón de Colombia.

@arturopradolima

 


CADÁVERES FRESCOS: BUEN PROVECHO SEÑORES

paz con justicia social

paz con justicia social

 

Arturo Prado Lima, Madrid – España

Buen provecho, señores, les dijo el patriarca a los oficiales que iban, según él, a participar en una conspiración contra su vasto poder, y les sirvió sobre la mesa al general Rodrigo de Aguilar, líder de la revuelta, horneado y muy bien aliñado. A medianoche, cuando cada oficial tenía su parte de general, y después de un brindis de rigor, el patriarca les ordenó empezar con su selecto menú. Este episodio pertenece a “El otoño del patriarca”, de Gabriel García Márquez. No recuerdo si es exactamente así lo escrito por Gabo, pero es algo parecido. Se me ocurre esto pensando en los episodios ocurridos en los últimos días en Colombia. Me imagino al presidente Santos poniendo los cadáveres de sus adversarios en la gran mesa de la nación y diciéndoles con una sonrisa en los labios a los enemigos de la paz: buen provecho, señores.

Los empresarios de la guerra ya están en su festín. Hicieron todo lo posible por abortar en cese unilateral el fuego de las FARC porque estaban secos, con sed, con hambre, con ansias, con desvelos, próximos a un paro cardíaco. Le tienen un terror desmedido a la paz. La guerra es su refugio. A ella han entregado sus mejores días, sus mejores años. Perderla así, sin más, les parece demasiada bondad hacia un pueblo que no la merece.

La paz con justicia social no es rentable. Es rentable la paz de los sepulcros, la paz de los vencidos, y aún así es demasiado. Había que patrocinarla si la gloria atenúa el silencio de los fusiles. Un premio Novel de la Paz, por ejemplo. Entonces se la jugarían toda, aunque escondiendo, no uno, sino todos los ases que sean necesarios para que sus intereses de empresarios de la muerte sigan vigentes en tiempos de una hipotética paz. El Expresidente Pastrana hizo lobby en Bruselas para obtenerlo mientras dialogaba en el Caguán de cara a la nación y por debajo de la mesa negociaba el Plan Colombia, el nefasto plan de guerra que acabaría con los sueños de paz de los últimos años del pasado siglo y los primeros de éste. También el señor Uríbe, bajo cuerda, trató, según hablan algunos medios, de intentar negociar con las FARC para llevarse, no un pedacito, sino la gloria completa, mientras invitaba a las tropas norteamericanas desalojadas por el Presidente Rafael Correa de la base de Manta, en Ecuador, a ocupar siente bases militares en el territorio nacional.

Al no tener una respuesta positiva de las FARC para dialogar, Uríbe Vélez se convirtió en el enemigo número uno de los diálogos de paz inaugurados por el presidente Juan Manuel Santos, con un poder sin precedentes en la historia de un ex-presidente en Colombia, al punto de imponer la agenda política, civil y militar, del gobierno y sin que, a pesar de las cientos de denuncias contra él por posibles crímenes de guerra durante sus gobiernos, no hagan nada las autoridades nacionales e internacionales.

Juan Manuel Santos, preso de los enemigos de la paz, incluso de sí mismo, saca a relucir su lado más oscuro para presionar un acuerdo lo antes posible. Para él la paz es prioritaria en términos de tiempo, no de contenido. Y cuenta con la ayuda norteamericana, con la tecnología punta en cuestiones militares para poner más muertos en la mesa de negociaciones con el fin de espantar al adversario, y de paso, saciar la sed y el hambre de muerte de los enemigos de la paz.

Horroriza esta política macabra de presionar un acuerdo de paz con el mayor número de muertos posible. No es ético tratar de asustar a los unos y satisfacer a los otros con masacres indolentes cuando el enemigo busca el camino para volver a casa y

requiere de otros medios para dirimir los conflictos sociales diferentes al de las armas. Tampoco es natural exhibir superioridad militar cuando todo un país había asimilado el desescalonamiento del conflicto gracias al cese unilateral el fuego de las FARC y la orden presidencial de no bombardear los campamentos de los guerrilleros en tregua. Reanimar la guerra a estas alturas es inmoral. Es inhumano.

Hoy más que nunca, se hace necesario crear las condiciones objetivas para aproximarnos sin riesgo hacia la paz. Volver a los bombardeos y las emboscadas es crear odio, azuzar venganzas históricas, jugar con los sueños de todo un país movilizado por la paz, cuya demostración más elocuente fue el movimiento nacional en las últimas elecciones para impedir que un candidato a la presidencia, monigote de un ex-presidente adicto a la guerra, llegara al poder, votando, incluso tapándose las narices, por el actual presidente, todo con el fin de que continuaran las conversaciones de paz en La Habana.

Para gozo de los amantes de la muerte ya está roto el cese el fuego y reanudados los bombardeos. Ojo, con toda la tecnología militar al alcance de los guerreristas, habrán tenido el tiempo necesario durante la tregua para ubicar campamentos, determinar el exterminio táctico de pueblos enteros asustados por el desastre y podría estar cerca una autentica carnicería humana. Podrían volver las fumigaciones con Glifosato al cual ya habrán cambiado de nombre. Volverán, sin duda, los desplazados de guerra, las fosas comunes, los falsos positivos, en una palabra, el sufrimiento del pueblo colombiano.

Sólo la inquebrantable fe de los colombianos en su derecho a la paz con justicia social podrá arrancarle a los señores de la guerra la paz siempre soñada y de esta manera retirar los cadáveres de la mesa aunque los singulares comensales pataleen y amenacen con irse al monte como en su día lo hizo el sanguinario Carlos Castaño.

Es posible que eso de desayunar, almorzar y cenar con cadáveres frescos pase a la historia como uno de los momentos más oscuros de nuestras vidas. Si, es posible, aunque los violentos de corazón y espíritu aún no se lo crean.

 


 

Walter Trujillo Moreno en Poemas del Alma


 Traduzca la página / Translate the page / Übersetzen Sie die Seite

Contacto: info[a] vulcanusweb.de