Por Olivier Herrera Marin. poetap, Francia

Estimados/as amigos/as compañeros/as

NM la voz y el alma, de un pueblo

Hoy es día de recogimiento y luto mundial, se nos fue, para seguir entre los vivos y alumbrarnos el camino de las estrellas, el más integro y lucido, libre y solidario, responsable y humano de los políticos del siglo XX.Nelson Mandela, al salir de la cárcel y abogar por una política de mano tendida a quienes habían sometido y vejado, esclavizado a su pueblo, les dio a sus propios carceleros y al mundo

una lección de lucidez, de inteligencia y de humanidad, para convertirse en la referencia y bandera, la voz y el alma, de un pueblo y de un proyecto de liberación nacional y superación de Apartheid, que cuatro años más tarde le llevaría hasta la presidencia del gobierno de Sudáfrica, aupado y seguido los hijos de la tierra sin derechos, sin casa y sin tierra.

Mandela fue en su momento y será para la historia, el paradigma de humanista y maestro revolucionario que hizo de la palabra, “relámpago en noche oscura y trueno en tiempo de silencio. Fue el político que hizo real lo imposible adelantándose a su tiempo y espacio, ideologizando y educando a su pueblo para acortar y superar las diferencias y distancias consideradas como naturales e insalvables, Mandela supo canalizar toda la frustración y violencia latente engendrada por siglos de humillación y salvaje esclavitud para darle una salida constructiva a toda esa energía liberadora, evitando los masivos ajustes de cuentas, entre las comunidades negra y blanca y el baño de sangre innecesario, que hubiese podido hundir y retrotraer la economía de Sudáfrica a los albores del siglo XX, destruyendo todo el tejido industrial y comercial, perdiendo su atractivo como destino turístico y capacidad de penetrar y competir los frutos de su tierra en todos los mercados de la Aldea Global.

Mandela supo innovar y romper todos los moldes clásicos, pensador y hombre de acción, supo armarse de razones y levantar una muralla de solidaridad, inteligencia y resistencia humana frente al Apartheid, ganándose el respeto de todos al tender la mano y levantar puentes, aunando voluntades y haciendo converger en una alianza trasversal, criterios dispares e intereses muy diferentes. El político humanista, el soñador revolucionario que defendía la dignidad y el salario justo del trabajo, la enseñanza y la sanidad, el bienestar social, el derecho a la cultura de los más, y con ello, la libertad de todos, la democracia y los valores universales más auténticos e imborrables. Mandela, supo forjar la unidad de todos los sudafricanos todas las tribus, etnias y naciones, culturas diversas, valores y riquezas de una tierra siempre fértil y generosa.

Hoy Nelson Mandela siendo nuestro pasado y presente es y será la semilla del árbol del pan. Es y será hoy y será mañana la luz que alumbra y guía nuestros pasos sobre la tierra, al haber iniciado Mandela su último viaje camino de las estrellas.

LA SEMILLA

Todo pasa en la vida

El amor y la muerte

Y es nada la fortuna.

Que si algo queda

Es la voz y el verbo,

El valor del alma.

Que si algo queda

Más allá del tiempo

Es la memoria.

Es la huella eterna

Del que lo dio todo

Sin esperar nada.

Que si algo queda

Es el sol y la semilla,

El mar y el viento.

Es el nombre y valor

De quien dio su vida

Por el amor y la vida.